Con el agua al cuello

La napa freática, en la época de los primeros colonos se encontraba por debajo de los 15 m de profundidad en las zonas altas y entre los 5 y 9 m en las áreas deprimidas. Con el cambio de uso del suelo registrado en los últimos 30 años, pasó a estar cercana al metro de profundidad aún durante los períodos más secos.

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En reiteradas oportunidades hemos planteado la problemática del ascenso sostenido de la napa freática en las últimas décadas. ¿Pero, qué es o qué entendemos como napa o capa freática? Es el manto de agua libre contenido en estratos inferiores del suelo sobre el que se asientan la vida y actividades humanas. Los memoriosos de la época de los primeros colonos aseguran que la misma se encontraba por debajo de los 15 m de profundidad en las zonas altas y entre los 5 y 9 m en las áreas deprimidas (“salvo esos años que llovía mucho y subía”). Sin embargo, con el cambio de uso del suelo registrado en los últimos 30 años la napa freática pasó a estar cercana al metro de profundidad aún durante los períodos más secos en gran parte de la Región Pampeana.

Este ascenso sostenido de la napa conlleva riesgos para la vida y las actividades productivas del hombre, como pérdida de plantas y de rendimiento por encharcamiento y anoxia de raíces; disminución de la calidad de los granos y semillas cosechados; salinización del suelo por ascenso capilar de sales y problemas de transitabilidad de caminos; y varios más.

El reemplazo de pasturas perennes, que evapotranspiran a lo largo de todo el año el agua de lluvia desde el suelo hacia la atmósfera, por cultivos anuales, que sólo lo hacen durante 4 meses, provoca la constante recarga del acuífero y el ascenso de su nivel. Este es el principal cambio en el uso del suelo del que hablábamos anteriormente, y se produjo de manera más o menos generalizada en la región, particularmente en las áreas ambientales más frágiles tapizadas por vegetación de campo natural, ignorando a su vez cualquier análisis de riesgo ambiental, hidrológico y productivo.

Desde esta perspectiva, pierde cierta importancia el hecho de que llueva más cantidad y/o más torrencialmente debido al cambio climático. Lo principal a prestar atencioón es que no se está aprovechando el agua que el ambiente (el “cielo”) nos brinda, sea mucho o poco, todo junto o mejor distribuido, y ésta se está acumulando en el reservorio del suelo. Esa agua está cada vez más cerca de la superficie, está cortando rutas y caminos, generando pérdidas productivas e inundando pueblos. Pero sobre todo, se está desperdiciando.