El 31 de marzo se celebra el Día Nacional del Agua, y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda aporta una mirada sobre el rol de Argentina y toda América Latina, “dueña” del 31 % de la reserva mundial de agua.

El 31 de marzo se celebra el Día Nacional del Agua, con el objetivo de estimular la conciencia en el uso de los recursos públicos hídricos de nuestro país.
Cabe destacarse que el agua para abastecimiento humano proviene principalmente de acuíferos. Esto se debe a su menor costo (al no necesitar tratamiento) y mejor calidad (al estar más protegida contra la contaminación). Un acuífero es una capa porosa de roca capaz de almacenar, filtrar y liberar agua. Cuando los poros se conectan forman una red que permite el movimiento del agua. Parte del agua superficial se infiltra naturalmente y llega a los acuíferos acumulándose en forma dinámica. El agua almacenada puede liberarse en manantiales o ser extraída mediante pozos.

En Argentina, el 50 % del agua potable proviene del subsuelo, sobre todo en las grandes ciudades en las que no se pueden utilizar los ríos por su alto nivel de contaminación. En Casilda, el agua se extrae del acuífero Pampeano, cuyo contenido es apto para consumo pero de caudal algo restringido para riego. En cambio, en la cercana ciudad de Rosario el abastecimiento es superficial, a través del tratamiento potabilizador del agua del río Paraná.

En general la población asume como aceptado que el agua es un recurso fundamental para la vida, sin embargo no siempre somos realmente conscientes de su importancia. Al destapar una botella o abrir una canilla, ¿nos preguntamos de dónde proviene y por cuánto tiempo la podremos usar? Seguramente no, pero deberíamos plantearnos tales cuestiones y analizar cómo la utilizamos, qué cantidad, para qué y cómo la devolvemos al medio ambiente luego de su uso.

Existe una gran crisis mundial por el acceso al agua, ya sea para consumo o para producción. Argentina se encuentra en un lugar privilegiado, al no depender de las reservas acuíferas para producir alimentos, alcanzándole la oferta de la lluvia para este fin en gran parte de su territorio. Sin embargo, hay muchos otros países deficitarios y otros tantos en situación precaria de abastecimiento. Pero no en todos los casos se trata de naciones pobres, muchos son países ricos y poderosos que pueden “importar agua”. Cabe preguntarse de qué manera un país le compra agua a otro, y la respuesta está frente a nuestros ojos, comprando productos primarios que no pueden producir por falta de agua. Y esos países son precisamente los que más cuidan este recurso natural, teniendo únicamente el 5 % afectado al consumo doméstico y con exigentes controles para su uso industrial.

Los ojos apuntan a América Latina, “dueña” del 31 % de la reserva mundial de agua, y se preguntan cómo vamos a aprovechar esta ventaja, qué mecanismos de negociación y mercado del recurso agua adoptaremos y cómo ejecutaremos la gobernanza del mismo. Debemos concentrarnos en aprovecharla al máximo y cuidar, al mismo tiempo, nuestras reservas para mantener su calidad, sin contaminarlas ni agotarlas mediante el uso doméstico o industrial.

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