Enjambres de abejas

Una breve explicación acerca de cómo estos insectos actúan y se desplazan en grandes cantidades, a cargo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda.

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Con la primavera llega la floración de numerosas especies vegetales, fuente de alimento para algunos animales entre los que se encuentran los insectos. Por ello, dentro de la ciudad y en el periurbano se encuentra el hábitat adecuado para innumerables insectos sociales que se alimentan del néctar y polen de las flores, como lo es la abeja doméstica (Apis mellifera).

Las colonias de abejas se multiplican naturalmente a través de lo que conocemos como los enjambres. Los mismos están formados por numerosas abejas obreras y una reina que salen de su colmena y se trasladan a un nuevo sitio con las condiciones adecuadas para asentarse, previamente encontrado por un grupo de abejas exploradoras. Dicho lugar puede ser un tronco de árbol, una chimenea u otro habitáculo. En su viaje, el enjambre puede posarse en algún árbol u otra estructura por algunas horas o durante varias si lo alcanza la noche en su recorrido al lugar elegido. La distancia que recorra el enjambre dependerá de los años de la reina: si es vieja se desplazará una corta distancia, si es joven puede recorrer algunos kilómetros.

A veces sucede que al toparnos con esta bola de abejas nos genera cierta alarma por miedo a sus potenciales picaduras. Pero debemos saber que las abejas, previamente a la salida de su colmena original, cargan sus buches melarios, los cuales son de gran tamaño en relación al de la abeja. La distención del buche hace que se les dificulte cierta movilidad y fundamentalmente su capacidad de doblar el abdomen para clavar el aguijón. A esta situación se debe agregar que su comportamiento defensivo se da preferentemente cuando está en riesgo su integridad o la de la colmena. En este caso, al no ser su habitáculo definitivo, sino un lugar de paso, no tendrá un comportamiento de defensa.

En la actualidad el paisaje de nuestra región se ha simplificado; en muchos casos son los pueblos y ciudades los que poseen mayor biodiversidad que los ambientes rurales, lo cual permite que especies que demandan hábitat y alimento, como la abeja melífera, hallen un lugar propicio para desarrollarse. En consecuencia, es probable que nos encontremos frente a un enjambre y, ante esta situación recomendamos mantener la calma y consultar con su apicultor amigo.

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