Achicar las brechas

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda, en este artículo destaca la importancia de la productividad por hectárea. Explica que para el año 2050, la producción de alimentos deberá aumentar un 70 por ciento, ya que la población probable del mundo será de 9200 millones de habitantes.

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Para el año 2050 la población probable del mundo será de 9200 millones de habitantes y como consecuencia la producción de alimentos deberá aumentar un 70 por ciento. En el planeta no existe la cantidad de nuevas tierras necesarias para cubrir esa mayor demanda. Por lo tanto es decisivo aumentar la producción por unidad de superficie, en definitiva, la productividad por hectárea.

En todos los cultivos que se siembran en la zona se registran brechas importantes entre los rendimientos posibles y los rendimientos promedios. Cuando hablamos de rendimientos posibles no hacemos referencia a resultados de un planteo utópico, sino por el contrario nos referimos a los rendimientos que obtienen los productores que mejor hacen las cosas. Hoy tenemos brechas superiores a los 15 quintales en soja, 30 en maíz y más de 15 en trigo. Diferencias de rendimientos motivadas por “el cómo se hacen las cosas” se observan en diferentes campañas y ambientes. Las brechas no son exclusivas de la producción agrícola, también están presentes en la producción ganadera. Mientras algunos productores ganaderos superan el 90 por ciento de destete, el promedio nacional se mantiene desde hace mucho tiempo en un 60 por ciento, en definitiva un 40 por ciento de las vacas de cría comen pero no producen.

En muchos casos estas brechas son productos de un mayor uso de insumos y por lo tanto necesitan de una mayor inversión, pero en muchos otros casos la diferencia se debe al uso de tecnologías de costo cero. Elegir el momento oportuno para realizar las diferentes prácticas que requiere un cultivo no implica un costo adicional y puede tener fuerte impacto en los resultados finales. Como por ejemplo: definir correctamente la fecha de siembra de los diferentes cultivos, cortar en el momento adecuado el ciclo de un cultivo de cobertura, realizar el control de plagas y enfermedades en función de los niveles de daño, atacar las malezas duras cuando son más susceptibles.

Decidir la oportunidad de las diferentes prácticas exige planificación y seguimiento. Planificar en base a lo que se sabe para un uso más más eficiente de los recursos disponibles y seguimiento para que ninguna situación nos sorprenda.

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