Agricultura y Ambiente: Agroquímicos (Parte 1)

En esta oportunidad, Inta Casilda presenta la primera parte de un artículo acerca de la historia de la agricultura química en la región, sus efectos negativos y su evolución. La semana que viene se publicará la continuación.

AGROQUIMICOS2

La incorporación del herbicida 2,4 D y de los insecticidas DDT y Parathion inauguró la llegada de la agricultura química a la región en 1960. Estos agroquímicos permitieron proteger a los cultivos de malezas y plagas que los afectaban severamente.

Los agroquímicos se componen de una droga o principio activo y un conjunto de sustancias acompañantes que mejoran su comportamiento en la aplicación, absorción, traslocación y acción. Estos productos son aplicados, no fumigados. Se aplican por aspersión, utilizando al agua como vehículo de la aplicación, sea con equipos terrestres o equipos aéreos.

Sin embargo, algunos de estos productos comenzaron a prohibirse por los efectos adversos de diferentes tipo, que producían: desde toxicidad extrema a alergias respiratorias, desde cáncer a efectos teratogénicos.

Simultáneamente, como ocurre con los antibióticos, comenzó a observarse la aparición de resistencia de los organismos a los que se trataba de matar/controlar mediante la aplicación de estos agroquímicos. La industria respondió investigando y creando productos menos agresivos para el ambiente, cada vez más específicos para el objetivo buscado y con menores efectos negativos. Para 1990 se presentó una nueva innovación: las variedades transgénicas. Éstas integraban la industria química con la genética vegetal. La transgénesis consiste en incorporar a la genética de una planta genes externos que le confieren alguna característica particular, como resistencia a insectos en maíz, resistencia a sequía en trigo o, una de las más conocidas, resistencia al herbicida glifosato en soja.

La soja resistente a glifosato se difundió rápidamente y su enorme rentabilidad permitió acentuar algunos aspectos de la agricultura regional que llevaron al monocultivo de soja, con barbecho desnudo y sin reposición de nutrientes.

Actualmente, el sistema de agronegocios mundial empuja la integración, tanto de grandes empresas multinacionales como de asociación agroquímicos – genética. Esta asociación “química – genes” recién está comenzando y probablemente domine la agricultura comercial del futuro alcanzando a todos los cultivos.

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