Gobernanza del Agua: la oportunidad de los países que la poseen

En este artículo, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda destaca la posibilidad con la que cuenta Argentina, respecto a la abundante disponibilidad de agua para uso doméstico e industrial.

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En general, la población asume como aceptado que el agua es un recurso fundamental para la vida; el uso de frases tan populares como “los seres vivos somos 75 % agua” o “3/4 de la Tierra son agua”, lo demuestran. Pero, ¿entendemos lo que implican en verdad? Al destapar una botella o abrir una canilla, ¿nos preguntamos de dónde proviene, cuánto tiempo la tendremos o la podremos usar, será siempre así de buena y sabrosa?

La verdad es que deberíamos plantearnos a diario y en cada acción cotidiana tales cuestiones, y analizar cómo la utilizamos, en qué cantidad, para qué y cómo la devolvemos al medio ambiente luego de su uso.

Es difícil pensar en escasez nadando en la abundancia, porque no padecemos la crisis nosotros, pero deberíamos reflexionar en este aspecto porque existe una gran crisis mundial por el acceso al agua potable y apta para producción y su distribución en el mundo. Hay muchos países deficitarios y otros tantos en situación precaria de abastecimiento. Pero no se trata de naciones pobres y relegadas en todos los casos, sino que por el contrario, muchos son países ricos y poderosos que pueden “importar agua” de otros al comprarles productos primarios que ellos no pueden producir por falta de agua. Esos países son precisamente los que más cuidan el agua y tienen sólo el 5 % afectado al consumo doméstico y exigentes controles para su uso industrial. Los ojos apuntan a América Latina con el 31 % de la reserva mundial de agua y se preguntan cómo vamos a aprovechar esta ventaja, qué mecanismos de negociación y mercado del recurso agua adoptaremos y cómo ejecutaremos la gobernanza del mismo.

Si aumentamos el zoom reconoceremos que estamos en una situación más que privilegiada, ya que no dependemos de nuestras reservas de acuíferos para producir alimento en nuestra región, ya que con la oferta de lluvia nos alcanza. Debemos concentrarnos en aprovecharla al máximo y cuidar, al mismo tiempo, nuestras reservas para mantener su calidad, sin contaminarlas ni agotarlas mediante el uso, ya sea doméstico o industrial.

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