Ídolo popular, iniciado en la radiofonía, como locutor y cantor, vocación que acrecentaría en la admiración por Carlos Gardel. Autor de "Los muchachos peronistas", sus convicciones políticas le provocaron un enfrentamiento con el sector artístico.

El 13 de agosto de 1989 fallece Piero Bruno Hugo Fontana, como se llamaba realmente Hugo del Carril. Comenzó en la radiofonía, como locutor primero, alternando esta actividad con la de cantor, vocación que traía ya en el alma y que se nutriría, acrecentaría y afirmaría en la admiración por Carlos Gardel, y de la que terminó finalmente haciendo profesión. Fue un hombre de una corrección ejemplar. Mientras dispuso de medios acudió en ayuda de cuanto colega lo necesitó. Y su palabra, su amistad y su consejo estuvieron siempre al lado de los jóvenes, a quienes asistió con su experiencia y su solidaridad. Siempre puso el gesto amistoso y cordial por sobre las diferencias. Esa hidalguía, unida a su simpatía y a su apostura (una especial mezcla de porteñidad y criollismo), más sus condiciones artísticas, contribuyeron para ratificar la condición de ídolo popular.

En el 1945 se estrenó "La cabalgata del circo", donde Hugo besaba a Evita Duarte. Dijo entonces: “Con ella hablábamos de muchas cosas, pero especialmente de las necesidades de la gente humilde. Ella se sentía predispuesta a esa gente, por su origen, que jamás negó”.

Sus convicciones políticas lo acercaron decididamente al peronismo, y le provocaron un enfrentamiento con el sector artístico, mayoritariamente adverso a Perón, que por ese motivo le restaron importancia a su obra y lo aislaron en el afecto y en la amistad, máxime cuando grabó la popular marcha "Los muchachos peronistas", registro que con el tiempo quedaría como símbolo de ese movimiento político.

Después de 1955 estuvo preso en la cárcel de Las Heras y fue proscrito; vivió un tiempo exiliado en México, resistido en su patria y en lo que había sido su mundo del espectáculo.