Acevedo Gómez, uno de los jefes de la oligarquía criolla, reunió al Cabildo y construyó la famosa Junta de Gobierno con la cual sustituyó el virreinato, firmando el Acta de Independencia, considerada luego como el triunfo del centralismo sobre la realidad de las provincias.

Los criollos tenían razones de fondo, que el 20 de julio se convirtieron en la gota que rebosó la copa: en las juntas realizadas entre 1808 y 1810, a pesar de que fueron invitados, la representación era mínima: entre 36 peninsulares, había 9 americanos. Esto hizo que en América se buscara o una mayor representación o una mayor autonomía, e incluso independencia de la metrópoli.

A partir de una discusión provocada por un plan de los criollos, éstos se dispersaron por la plaza gritando: "¡Están insultando a los americanos! ¡Queremos Junta! ¡Viva el Cabildo! ¡Abajo el mal gobierno! ¡Mueran los bonapartistas!" Indios, blancos, patricios, plebeyos, ricos y pobres empezaron a romper a pedradas las vidrieras y a forzar las puertas.

Pero dicha revolución no tuvo entonces las proyecciones que eran de esperarse porque gran parte de los que intervenían eran indios y habitantes de las poblaciones de la Sabana, que debían regresar a sus pueblos, hecho aprovechado por Acevedo Gómez, uno de los jefes de la oligarquía criolla, que reunió al Cabildo y construyó la famosa Junta de Gobierno con la cual sustituyó el virreinato, firmando el Acta de Independencia, considerada luego como el triunfo del centralismo sobre la realidad de las provincias