La farsa de las audiencias públicas en estos tiempos

Con exposiciones de funcionarios de la empresa y de apenas cuatro vecinos, sin preguntas, repreguntas, debate ni discusión, en Casilda se realizó la audiencia pública para tratar el aumento de la tarifa del servicio de agua.

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Ayer se llevó a cabo en Casilda la audiencia pública para tratar el aumento de la tarifa del agua. Luego de la extensa exposición a cargo de funcionarios de la empresa para justificar los aumentos, hubo sólo cuatro breves alocuciones de vecinos para impugnarlos: Franca Bonifazzi, por la Multisectorial Contra el Tarifazo Casilda, Stella Clérici, María Elena Miloslavich y el ingeniero Roberto Quinteros. Y allí terminó todo. Poco más de una hora para cumplir con la formalidad.

Cabe destacar que otras personas quisieron hablar pero no lo pudieron hacer porque desconocían el requisito de anotarse en los días previos para tal fin. No se abrió una lista de oradores nueva, no se podía hablar pidiendo la palabra, no hubo preguntas, no hubo repreguntas, no hubo debate, ni discusión ni nada que pudiera indicar que lo que se buscaba era acercarse a una tarifa justa y pagable por todos; está bien, esa es la mecánica de las audiencias, se podría decir.

Qué más podemos decir de esta noble herramienta llamada audiencia pública, surgida durante los mandatos de Néstor y Cristina Kirchner para fortalecer el vínculo entre el gobierno y el pueblo y así poder establecer tarifas de servicios públicos accesibles a toda la población, única forma de cumplir efectivamente si se considera a los servicios públicos un derecho. Hoy se considera al servicio público como una mercancía, entonces las empresas deben ser sustentables, dicen.

En concreto, las tarifas van a sufrir un aumento desconsiderado, que sumado a los de años anteriores lleva a que la provincia de Santa Fe siga siendo la más cara del país.

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