Hemos transitado buenos y malos momentos, al ritmo y palpitar de todas las instancias socio políticas y económicas de nuestro país, y fue así que llegamos a este número, que nos enorgullece. Gracias a todos.
«Felicitaciones por La Vidriera» es una frase que llegaba a la oficina del periódico desde su inicio, o se escuchaba en la calle para acompañar el saludo cotidiano, y así se fue replicando durante muchos años, hasta que La Vidriera ya fue parte de todos.
Era el año 1992 cuando salió el Número «0», época en la que la impresión en offset todavía era en blanco y negro, época de mensajes vía fax, época de fotocopias y pegatina, con reducciones y ampliaciones para los logos de las empresas para armar cada aviso y cada página.
Época en la que el compromiso incipiente con las instituciones y empresas de la comunidad se fue afianzando desde el lugar de la difusión de las actividades hasta la distribución gratuita a todos los hogares de Casilda y pueblos vecinos.
Hemos transitado buenos y malos momentos, al ritmo y palpitar de todas las instancias socio políticas y económicas de nuestro país, y fue así que llegamos al número 1000, un número que nos enorgullece y nos indica una etapa importante de una trayectoria que arrancó con un proyecto de cobertura publicitarias, de información institucional y de clasificados -1º en esta zona-. Este número 1000, hoy nos hace sentir que es un premio en sí mismo para quienes lo hacemos y para los que lo leen.
Desde aquel 31 de julio de 1992, en que nos largábamos al ruedo casildense con la apasionante aventura del “diarito” casa por casa, hasta la fecha pasaron 32 años, y La Vidriera fue acompañando la evolución, desde la reconversión del blanco y negro al color; del lugar sagrado del papel a los diferentes recintos que nos aloja en la web y redes, siempre celebrando los tiempos que vivimos.
Agradecimientos
Sin dudas, pudimos llegar hasta acá porque hay muchas personas a quien agradecer.
Por:
El apoyo y la lealtad de muchos empleados y empleadas que pasaron y aún hoy, algunas y algunos, siguen junto a nosotros después de tantos años, como Natalia, Darío y Juan, y Liliana y Reina, que si bien se jubilaron, son también parte de La Vidriera.
La tarea que cumplen los repartidores, generando el nexo entre La Vidriera y los vecinos de Casilda y de cada localidad.
La presencia de todos los anunciantes que pasaron y pasan por La Vidriera, con quienes siempre tratamos que sea un ida y vuelta. La presencia de ellos y ellas, con la posibilidad del soporte económico para nosotros y nuestra retribución, al brindarles un buen servicio al alcance de toda la comunidad.
El aporte desde las instituciones, ya sean deportivas, laicas o religiosas, educativas, comunitarias y otras, o desde cada entidad gremial, como así también representantes del deporte y la cultura, para difundir la información sobre sus actividades, que se reflejan en las páginas del periódico a través del ida y vuelta de la comunicación.
El aguante de proveedores, asesores y profesionales que colaboraron y colaboran desde el conocimiento y los servicios.
Por los que están presentes en las páginas de hoy, un día tan importante para nosotros como es el de la milésima edición.
La entrañable ayuda y aliento de amigos y amigas, que siempre estuvieron y están al pie del cañón.
El acompañamiento de nuestras familias en el camino elegido, desde nuestros antecesores hasta los presentes.
El aguante y la comprensión de quienes merecen un párrafo aparte, los hijos que crecieron impregnados de La Vidriera; desde sus nacimientos, como María Eva, Juan Alejandro y Pablo, y ya con algunos años más, Vicky y Sebastián.
Richard y Cristina