En 1961 se puso en marcha un ambicioso plan para revolucionar la industria naval argentina. Ideado por el Contraalmirante Horacio Esteverena y firmado por el Presidente Arturo Frondizi, contemplaba renovar la flota mercante con 37 buques en diez años. En 1962, el 12 de septiembre fue declarado Día de la Industria Naval.

Este proyecto no solo buscaba modernizar la marina, sino también impulsar la matriz productiva nacional, favoreciendo el comercio y el desarrollo industrial. Hoy la Armada Argentina continúa esta integración con proyectos que fortalecen sus capacidades.

Actualmente, en Tandanor se construyen cinco remolcadores de 10 TBP y siete de 40 TBP, esenciales para maniobras portuarias y el sostén logístico antártico. Allí también avanza la reparación y modernización de la corbeta ARA Parker, primer paso para reacondicionar la clase Meko 140, y se desarrolla junto a Aker Arctic el proyecto de un buque polar, destinado a reforzar la presencia argentina en la Antártida y reemplazar al siniestrado ARA Bahía Paraíso.

En el mismo astillero se botará la lancha hidrográfica ARA Petrel, tipo SWATH, que sustituirá al ARA Cormorán en tareas de seguridad de la navegación, cartas náuticas y mantenimiento de balizas y faros. Por su parte, el Astillero Río Santiago botó la LICA ARA Ciudad de Berisso, segunda lancha de instrucción para cadetes, de 36 m de eslora, con capacidad para 33 cadetes y 7 oficiales.

La Armada también cuenta en Puerto Belgrano con los dos diques de carena más grandes del país y talleres para reparar buques propios y mercantes, fortaleciendo así la industria naval.

A todo esto se suma el Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF), creado por la Ley N° 27.565, que financia la recuperación, modernización e incorporación de material, y a la vez potencia el empleo y el desarrollo de la industria naval argentina.