El 30 de mayo de 2024 falleció Norita Cortiñas, a los 94 años, una de las figuras más emblemáticas de la lucha por los derechos humanos en Argentina. Su vida estuvo marcada por la búsqueda incansable de justicia, memoria y verdad, tras la desaparición forzada de su hijo Carlos Gustavo Cortiñas, secuestrado por la dictadura militar el 15 de abril de 1977.

Norita fue una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, organización que surgió en plena dictadura cívico-militar-eclesiástica como respuesta al silencio del Estado y la complicidad de muchos sectores de poder ante los crímenes de lesa humanidad. Desde entonces, se convirtió en un símbolo de resistencia y amor materno transformado en fuerza política.

Norita mantuvo su compromiso con las causas sociales hasta el final de su vida. Estuvo presente en marchas, actos, juicios por delitos de lesa humanidad, y también acompañó luchas populares vinculadas al feminismo, el ambientalismo, los pueblos originarios, la diversidad sexual, los derechos de las personas privadas de libertad, y los reclamos de los sectores más vulnerables.

Su pañuelo blanco, su voz dulce pero firme, su andar pequeño y su mirada amorosa, se volvieron parte del paisaje simbólico de las luchas sociales argentinas. Norita supo construir puentes entre generaciones y convirtió su dolor en una fuente inagotable de solidaridad.