«Una mujer bella», un relato sobre Argentina

«Una mujer bella», un relato sobre Argentina

La escritora Cristina Martín compartió recientemente un relato sobre Argentina. A continuación se puede leer «Una mujer bella».

UNA MUJER BELLA

Hoy les quiero contar la historia de un país con nombre de mujer y brillo de plata que nació con grandes ilusiones de ser libre algún día, pero por ser tan seductora muchos ojos la miraban con ganas de poseerla, dominarla, aplastarla.

Esta silueta de mujer bella se recorta en mares, ríos, bosques, valles, llanuras y montañas. Generosamente la visitan inviernos fríos y veranos de calor suave. Ella, que sabe de amplitudes, aceptó a mujeres y hombres de todas las razas.

Este país mujer sufrió y sufre dominaciones de diferentes identidades: coronas, flotas invencibles y la de un tío (a quien le llaman Sam) que a diferencia de los tíos habituales no es para nada generoso, tiene voraces ambiciones y todo lo quiere para sí.

Ella hizo frente a muchos poderosos que la deseaban con codicia para desarroparla:

  • a veces con agua hirviendo
  • otras con sables y cañones
  • otras con palabras más o menos hábiles,
    Pero, casi siempre, resignando la sangre de sus hijos más inocentes.

Y este país de gran intuición femenina fue vislumbrando que había otros enemigos tanto o más peligrosos que los de afuera, que son los que pisan su propia tierra. Y ahí la pelea se le volvió y se le vuelve más difícil. Porque ¿cómo hacer para luchar con los hijos malos que son hijos al fin y se quieren tanto?

Esta mujer se posicionó sucesivamente como granera del mundo, como ganadera, como industrial, como exportadora de manufacturas, como sociedad tecnificada.

Y pese a algunos dolores intestinos le fue bastante bien. Se sintió firme y segura, pero al pisar el fin de milenio le hicieron creer (aunque no tanto) que debía pertenecer al mundo globalizado, porque eso la haría más prestigiosa. Y la cautivaron los espejitos de colores, porque ¿a quién no deslumbran las luces de un caleidoscopio?

Entonces rápidamente se insertó en este mundo vertiginoso, de imágenes subyugantes, de marketing, de informática, de internet, de telefonía celular. «No es cuestión de quedar fuera del sistema», dicen muchos de sus hijos, pero más aquellos a quienes el poder les resulta fascinante. Hay otros hijos, sin embargo, que sufren porque ven que la globalización lleva a su madre al camino de la pérdida de identidad y de memoria. Y ellos saben muy bien que sin ayer no hay hoy ni mañana que valga.

Pero esta mujer-madre que pare hijos a cada rato, llora porque muchos de ellos tienen hambre, otros están enfermos y no tienen medicamentos para curarse, otros están sin trabajo, mientras muchos otros que tienen vendas en los ojos quieren tener más dinero, más poder, más popularidad, librando una lucha despiadada.

Además, está tristona esta madre tierra porque su cielo no es tan claro, ni su aire tan puro, ni sus aguas tan potables.

Pero Argentina, mujer de espíritu valiente y brillo de plata, si bien llora por todos sus costados, aún mantiene intactas las ilusiones de ser, en serio y definitivamente libre, algún día no tan lejano.

de Cristina Martín

La Vidriera
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