El suelo: fábrica de vida

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda destaca que conservar la vida de suelo y todas las características del mismo son lo prioritario para continuar cada una de nuestras actividades, por lo que la legislación debería comenzar a regular el uso del mismo, tal como lo hace con el aire y el agua.

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Días atrás, en una jornada educativa para alumnos de nivel inicial, primario y secundario, los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda les hicieron una pregunta: ¿Qué es el suelo? Y luego, ¿cuán importante creen que es? Sus respuestas fueron muy variadas, desde “el piso” hasta “donde crecen las plantas” y el nivel de complejidad y alcance de su comprensión nos asombró.

Es que el suelo es mucho más que una simple mezcla de agua, aire, minerales y materia orgánica. El suelo contiene más seres vivos en una cucharada que personas el planeta Tierra, funciona a través de esa vida y actúa como un “organismo vivo” en sí mismo. Por tanto, debemos tratarlo y cuidarlo con la importancia que requiere, ya que interviene en muchas más actividades que la producción primaria de plantas y es la fábrica más variada de productos y servicios conocida.
En primer orden tenemos que considerar la producción de alimentos, ya que el 95% se produce directa e indirectamente en el suelo: cereales, frutas, hortalizas, forrajes y granos para alimentar animales, etc.

El suelo también nos viste a través de las fibras de algodón y lino, entre varias, que se cultivan en él, y de los cueros y lana que se extraen de los animales que criamos gracias al alimento que nos brinda para ellos.

Nos brinda sustento, los medios y materias para construir nuestras casas -como ladrillos, cerámica y maderas- y la infraestructura para las urbanizaciones.
Además, el suelo nos recrea, porque en él encontramos paisajes naturales, podemos definir espacios verdes de esparcimiento en las ciudades como parques, paseos y canchas de deportes.

Del suelo también obtenemos medicamentos como la penicilina, ya que muchos de los microorganismos que habitan en él producen sustancias antibióticas que regulan la acción de otros organismos manteniendo el equilibrio en el ecosistema.

Gracias al suelo podemos respirar aire “puro” y beber agua segura, ya que actúa como un filtro natural de contaminantes y químicos del agua de lluvia cuando ésta infiltra a través de él. Es descontaminante del aire y del agua y, además, el principal sumidero de carbono, colaborando en la mitigación de las consecuencias de gases de efecto invernadero y el cambio climático.

Es reservorio de combustibles fósiles y también provee la materia prima para la elaboración de sus sustitutos renovables: los biocombustibles.

Podríamos seguir enumerando muchas más funciones de la fábrica SUELO, pero lo importante es remarcar que conservar la vida de suelo y todas las características del mismo son lo prioritario para continuar cada una de nuestras actividades. De no hacerlo estamos condenados a la pérdida de la calidad y sus capacidades, o del suelo mismo, acercándonos a una situación de esterilidad y desertificación de la que sólo podremos extraer simplemente “tierra”. Cuando eso suceda habremos de tener que generar una máquina que fabrique suelo, ya que naturalmente se tardan 1000 años en generar 1 cm.

La legislación regula bastante bien nuestro uso del aire y el agua, es hora de sumar al suelo y cambiar nuestra manera de verlo.

Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Casilda.

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